Para ser buen oncólogo, hay que aprender los detalles del cáncer en su expresión más básica, conocer más que solo la biología molecular de la enfermedad, aprender a manejar fármacos de última generación, asistir al “ASCO Meeting” cada año, participar de cuanto webinar sobre oncología se transmita en internet; para ser buen oncólogo, hay que dominar ser en primer lugar un excelente clínico y en segundo lugar, un patólogo aficionado, pues es desde este último campo de la medicina en donde finalmente obtenemos el diagnóstico exacto de la patología oncológica que afecta al paciente. El estudio microscópico de una pieza operatoria o una biopsia es la que dará la identificación exacta a la neoplasia maligna y dependiendo de esta es que elegiremos y propondremos un plan, una estrategia terapéutica.
Es sabido en la comunidad oncológica que el cáncer de ovario más frecuente es el Cistoadenocarcinoma de Ovario de tipo Seroso Papilar de alto grado, y que está al momento de su debut y diagnóstico, por lo general se encuentra diseminado a nivel de la pelvis y abdomen. También existen cánceres de ovario menos frecuentes que requieren ser conocidos profundamente, pues el pronóstico y el tratamiento difieren notablemente cuando estamos frente a subtipos más raros.
Por ejemplo, hace unas pocas semanas evalué, analicé y procedí a operación a 2 pacientes de mediana edad con tumores ováricos altamente sospechosos debido al notable tamaño de ambas lesiones tumorales-quísticas, resultando en una de ellas que estábamos frente a un tumor Mucinoso Borderline de Ovario (Una neoplasia no considerada un cáncer, pero si con potencial de ser precursora de un carcinoma Mucinoso o un Pseudomixoma Peritoneal) y en la otra, resultó que estábamos frente a un Carcinoma de Ovario a Células Claras (Un cáncer infrecuente, que en algunas series no sobrepasa el 10% de todos los tumores malignos de ovario)
Es importante aprender a simplificar las cosas, pues conocer los detalles de la clasificación de la OMS para los tumores ováricos, escapa al motivo de este escrito, el cuál es el de llamar la atención a que debe existir un conocimiento mínimo de la patología oncológica ovárica para poder emprender la terapéutica. Entonces, podemos decir que existen 2 tipos de cáncer de Ovario, los de tipo 1 y los de Tipo 2, siendo los primeros generalmente de bajo grado (el carcinoma seroso de bajo grado, el tumor maligno tipo endometrioide, el carcinoma a células claras), ya que tienen detalles particulares y deben ser considerados paradójicamente de alto grado (el carcinoma mucinoso, el carcinoma seromucoso y el tumor de Brenner). En los de tipo 2 se encuentran los cánceres de alto grado de malignidad como el “carcinoma seroso de alto grado”, el “carcinosarcoma” y el “carcinoma indiferenciado” como los más importantes.